Al igual que ocurría con la mano loca, el blandiblub, debido a su textura pegajosa, acababa por atraer todo tipo de porquería, pasando de su color verde transparente original a un tono más mate y sucio. Es de esas guarradas que nos encantaban de pequeños y que ahora te preguntas como tus padres te dejaron tener jugar con semejante cosa.-
Una de las claves del éxito del blandiblub era, aparte de imitar a los mocos (uso muy divertido y recurrente) el de emplearse como si de residuos radiactivos se trataran. En nuestra mente infantil, lo más parecido a dichos residuos era esta sustancia de color verde viscoso, tal y como aparecía en todos los cómics y series de TV como, sin ir más lejos, la fábrica nuclear de los Simpson. Y ahora que lo pienso, en mi mente adulta sigo pensando en los residuos radiactivos también como una masa gelatinosa de color verde brillante…
El blandiblub se presentaba en un envase que recordaba a un cubo de basura en miniatura.-
Y por cierto, si echáis de menos el Blanbiblub, podéis encontrar la receta para fabricarlo en la Wikipedia.-
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